jueves, 23 de junio de 2011

Diario de un músico

DIARIO DE UN MÚSICO
La honestidad del Flamenco-Etxea y el Flamenco Kids de Jose Luis Montón

El catalán Jose Luis Montón es hoy uno de los referentes de ese Patrimonio inmaterial de la UNESCO como es el Flamenco. Desde los 90’s este gran músico ha sido premiado con diversos galardones gracias a su gran conocimiento del estilo y la fusión. Para él no tiene más secreto que “el deseo de compartir un espacio sonoro con sinceridad y honestidad. A partir de ese momento salen cosas que cada día te sorprenden más y te enriqueces con el mundo del otro”.
En este artículo, Montón nos explica su experiencia vital con la música y la realización de sus dos grandes proyectos.‘Flamenco-Etxea’ junto a Gorka Hermosauna curiosa y original fusión de flamenco y música vasca, consiguiendo un peculiar lenguaje con el que abordan desde composiciones propias, hasta versiones flamencas de música clásica. Y ‘Flamenco Kids’, un proyecto en el que ha puesto música a las letras de la artista Teresa del Pozo, recreando el mundo de “Quillolandia”. Como afirma Montón, aunque no conozcan el flamenco “los niños que ven el espectáculo salen cantando por Alegrías”. Para niños de 5 a 12 años, se podrá disfrutar de este espectáculo del 7 al 9 de julio en El Matadero de Madrid, formando parte de la programación familiar de los Veranos de la Villa.
No es fácil exponer de una forma organizada cuales son las bases sobre las que construyo mi música, ni por qué hago fusión o con qué ideas preconcebidas trabajo. Y es que no las tengo. Mi lenguaje es el Flamenco. Fue el idioma musical llamémosle “materno”. El que aprendí de niño y se convirtió en la base para expresarme con la música. La música es un elemento de comunicación inestimable y dentro de ella gracias al Flamenco he tenido la posibilidad de entrar en contacto con gente de otros países, culturas y estilos musicales.
 Creo en la vida y en la amistad desinteresada. Este es el caldo de cultivo que permite que funcione la fusión, que pueda haber una conversación donde, la música como lenguaje universal, permita llegar a conclusiones y hermanamientos entre personas. A partir de ahí todo puede ocurrir. Siempre con mucho trabajo, que es al fin y al cabo la base de todo. El trabajo para ir mejorando los temas, para que cada vez sean más precisos, más solidarios con la música, en fin, un trabajo de colaboración en el que el ego pase al plano que le pertenece. Ahí es donde empieza a funcionar la fusión y no tiene más secreto que el deseo de compartir un espacio sonoro con sinceridad y honestidad. A partir de ese momento salen cosas que cada día te sorprenden más y te enriqueces con el mundo del otro.
 La verdad es que ha sido el destino el que me ha dado la oportunidad de conocer a amigos maravillosos que además, son grandes músicos. Con ellos he ido realizando proyectos que, a su vez, se han recogido en cds de los que estoy muy contento. Todo suele ser natural y ha ido surgiendo sin premeditación hasta plasmarse en trabajos de los que te sientes orgulloso y para eso la máquina de medir es la emoción que te produce, además de ser riguroso en la forma, pero eso se da por sentado. Es lo mínimo de lo que debes partir. Si cuentas las cosas con claridad, cuando menos te lo esperas, aparece la emoción y hay que capturarla para poder repetirla y así poquito a poco voy construyendo mi lenguaje.
Nunca pensé que me iba a dedicar a la fusión y sigo sin pensarlo. Como ya he dicho, ha sido el destino. Creo también que tengo una gran capacidad para apoyar el trabajo de los demás y poner mi personalidad a su servicio en vez de en su contra. Esa parte es muy importante para conseguir tocar juntos y no solamente tocar a la vez.

En el caso de este último trabajo, con el acordeonista vasco Gorka Hermosa que presento, que se llama Flamenco Etxea, es el fruto de más de cuatro años de compartir escenarios e irnos conociendo. Coincidimos la primera vez, en Jerez de la Frontera en el Festival de Flamenco trabajando con la bailaora Maria del Mar Moreno. Ella creó una estampa parisina para contar su paso por esa ciudad. Nos caímos bien. Empezamos a invitarnos mutuamente cada uno a tocar en las cosas del otro y llegamos a tener un repertorio para poder defender a dúo. Luego vinieron los conciertos, como vengo diciendo todo el rato, de forma natural, y sin proponérnoslo habíamos hecho una fusión entre música flamenca y música vasca, tanto en su estética como en su esencia.
Han participado más amigos que han dejado momentos irrepetibles y sin los cuales no se me ocurre que pudiera existir este trabajo. Son Carmen París, María Berasarte, Piruchi Apo y el percusionista vasco Odei Lizaso. La verdad es que me siento muy feliz de poder presentar Flamenco Etxea. Es el resultado de muchas horas de trabajo, de muchos conciertos juntos y mucha complicidad que es lo que se necesita para que las cosas ocurran y adquieran una forma agradable y emocionante.
El resultado es un trabajo muy bello que lo puede disfrutar desde un flamenco, por su rítmica y sus texturas musicales, y un vasco que no haya escuchado flamenco nunca. Hay mucho sabor y se puede respirar el aroma de los paisajes de Zumarraga, ciudad natal de Gorka y de Córdoba, que es la ciudad de mi familia.
Mi trabajo con los niños se llama Flamenco Kids es otro resultado de otro giro del destino que me permitió conocer a la artista poliédrica Teresa del Pozo. Ella había creado unos personajes enmarcados en un lugar llamado “Quillolandia” y tenía toda una serie de unidades didácticas para trabajar con sus alumnos. Por ejemplo, un camaleón daltónico llamado Grabi, que cuando se pone sobre una hoja verde no se camufla sino que se pone del color complementario, que es el rojo. Por fin me los he aprendido. Los niños que ven el espectáculo salen cantando por Alegrías que fue el ritmo que escogí para esta canción. Sin embargo, Don Pedro el Cangrejo moro, se convirtió en unos tanguillos porque la métrica de la letra así me lo pidió y en general en este trabajo he buscado la música que ya estaba en las letras de Teresa.
El resultado de este trabajo, que cada día nos sorprende más en los directos, es que niños de todas los lugares salen encantados del espectáculo y los que tienen el disco se saben las canciones sin tener en cuenta que sean flamencas o no. No importa que los niños conzcan o no el flamenco, lo cantan sin saberlo, y al mismo tiempo aprenden cosas importantes para su crecimiento, entre otras que la diferencia nos distingue y nos hace especiales. Trabajar para el público infantil es una experiencia que recomiendo. Es un público sincero, entusiasta y cómplice si te sienten cercano.
Para resumir diría que mi trabajo se basa, sobre todo, en buscar la sinceridad que te lleva a la emoción. Dejarme llevar por el instinto que me acerca a la belleza, con trabajo, disciplina y mucho amor, como el que hay que poner en la cocina para conseguir hacer un buen plato con pocos ingredientes. Huir del adorno superfluo y que el trabajo sea hermoso, no sólo demostrativo, que lo que hagas sea lo importante, no tú.

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